
La Diabetes es una enfermedad crónica que afecta a cerca del 10% de la población mundial. Se caracteriza por unos elevados niveles de glicemia (azúcar en la sangre) originados por una carencia de insulina o una acción deficiente de esta.
La diabetes puede ser de dos tipos: la diabetes tipo I, antiguamente conocida como diabetes juvenil, en la que el páncreas, el órgano encargado de sintetizarla, no produce insulina. Este tipo de diabetes se manifiesta a muy temprana edad y para su control es necesario el empleo de la insulina inyectada. Por otra parte, la diabetes tipo II es la que se manifiesta a la edad adulta y puede ser controlada con hipoglicemiantes orales (medicamentos para el control de la glicemia que se administran por vía oral)

En cualquiera de los dos casos, de no ser controlados, los altos niveles de glicemia van dañando órganos y sistemas de todo el cuerpo, estando entre los más afectados el sistema nervioso y el sistema vascular. En el primero, produce daño en los nervios periféricos, lo que originará síntomas como pérdida de la sensibilidad o el dolor neuropático; mientras que en el sistema vascular producirá arteriopatías y microangiopatías, que provocarán una irrigación deficiente de las áreas distales del cuerpo como los miembros inferiores. Cualquiera de estas alteraciones, de manera individual o combinada predispone a la aparición de heridas y úlceras en los miembros inferiores de las personas que padecen la enfermedad.
Según estadísticas recientes, el 25% de los diabéticos desarrollarán lo que se conoce como Pie Diabético, que son ulceraciones y lesiones que aparecen en el pie de estos pacientes. Las ulceraciones en los pies de las personas diabéticas se infectan muy fácilmente. La irrigación deficiente de la zona en que se encuentra dificulta su curación, además de favorecer la aparición de gangrena y de complicaciones mayores que pueden ameritar la amputación.

Síntomas del Pie Diabético
Evidentemente el principal síntoma de un pie diabético lo constituye la aparición de una úlcera o herida en el pie de una persona diabética, sin embargo, pueden existir otros síntomas que predisponen a la aparición de las úlceras y deben ser un motivo de alarma, y debe ser comunicado al médico tratante. Entre estos tenemos:
- Hormigueos y calambres en los pies.
- Ausencia de sensibilidad.
- Deformidades del pie.
- Dedos en garra o martillo.
- Hallux Valgus (Juanetes)
- Piel seca
- Aunque no es característico, es frecuente la presencia de hongos en la piel del pie o en las uñas de ellos.
Tipos y clasificación de las lesiones
Las úlceras que se presentan en el pie diabético pueden tener dos etiologías (orígenes)
- Úlcera neuropática
- Úlcera neuroisquémica.
Las neuropáticas son ulceraciones de forma redondeada, son indoloras, existe callo alrededor de la úlcera, la sensibilidad del pie está alterada y existe un pulso conservado en el pie (pulso pedio y tibial posterior). En la úlcera neuroisquémica los pulsos son débiles o inexistentes, las úlceras son más dolorosas, y son más frecuentes en el primer dedo (pulgar) y en el talón. Estas evolucionan y se infectan rápidamente.

Existen diferentes clasificaciones como la “Clasificación de Brodsky que considera la profundidad de la lesión, la presencia o no de infección y el grado de isquemia o irrigación en ella. De acuerdo a esto y según Brodsky las úlceras del pie diabético las podemos clasificar:
De acuerdo a la profundidad
0: Pie en riesgo; úlcera previa o neuropatía con deformidad que puede causar nueva ulceración.
1: Ulceración superficial no infectada.
2: Ulceración profunda con exposición de tendones o de articulaciones (con o sin infección superficial)
De acuerdo al grado de Isquemia
A: No isquémica.
B: Isquemia sin gangrena.
C: Gangrena parcial del pie (antepié).
D: Gangrena completa del pie.
También considera en la clasificación, y de acuerdo a los hallazgos de los exámenes, cuál será la indicación médica para cada caso.
Indicaciones
0: Educación del paciente, examen regular, uso de calzado apropiado.
1: Alivio de la presión externa: yesos de contacto total, ortesis para deambulación, zapatos especiales, etc.
2: Debridación quirúrgica, cuidados de la herida, alivio de la presión
3: Debridación quirúrgica; amputación de rayo o parcial, antibióticos IV, alivio de la presión. Si la herida se convierte en grado 1, entonces
A: Observación.
B: Evaluación vascular (Doppler, arteriografía TcPo², etc.), reconstrucción vascular en caso necesario.
C: Evaluación vascular, reconstrucción vascular (bypass proximal o distal o angioplastia), amputación parcial del pie.
D: Evaluación vascular, amputación mayor de la extremidad (TT o SCF) con posible reconstrucción vascular proximal.
Tratamiento
El tratamiento de las úlceras del pie diabético requiere de conocimientos, preparación y paciencia. Considerando que no todas las úlceras son iguales, y las complicaciones potenciales y la gravedad de estas, es fundamental que el tratamiento sea indicado por el médico especialista y supervisado por personal de salud, el paciente o familiar previamente entrenado. La línea Nanoskin® tiene todas las presentaciones adecuadas para cada caso y será el médico quien le indique el uso correcto y apropiado de cada una de ellas.
Como medidas generales y comunes a todos los tipos de úlcera están:
Tratamiento causal: óptima regulación del nivel de glicemia con dieta, fármacos y estilo de vida, según indicaciones médicas.
Tratamiento local de la úlcera:
- Lucha contra la infección (terapia sistémica con antibióticos)
- Absoluta eliminación de presiones en la úlcera hasta alcanzar su curación (apoyos para caminar, silla de ruedas, reposo en cama)
- Desbridamiento quirúrgico adecuado.
- Tratamiento húmedo de la herida para potenciar la limpieza y desbridaje autolítico, favorecer la aparición de tejido de granulación y la reepitelización. (Nanoskin®)

Prevención del Pie Diabético.

La Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular realizó un consenso sobre el Pie Diabético, estableciendo los puntos que deben ser considerados para la prevención. Entre ellos encontramos:
- Inspección diaria del pie para detectar lesiones ampollosas, hemorragias, maceraciones o escoriaciones interdigitales. Se utilizará un espejo para la inspección de la planta y talón.
- Antes de proceder a calzar el zapato, inspeccionar con la mano su interior para detectar resaltes, costuras con rebordes o cuerpos extraños, que deberán ser eliminados.
- El calzado idóneo es aquel que cumple estos principios básicos:
- Absorción de la carga mediante plantillas elásticas.
- Ampliación de la carga por distribución de la presión en mayor área.
- Modificación de zonas de apoyo conflictivas.
- Por tanto, el tipo de calzado debe ser siempre extraprofundo y ancho; cuando no existe deformidad se asociará a plantillas blandas para distribuir la presión y, si existe deformidad, órtesis rígidas para disminuir y distribuir las presiones anormales.
- Las zapatillas de deporte que tengan estas características son las más adecuadas para los paseos.
- Cambiar los calcetines y los zapatos dos veces al día.
- No caminar nunca sin calzado. Utilizar zapatillas amplias en lugares como la playa o piscina.
- No utilizar nunca bolsas de agua caliente o almohadillas eléctricas para calentarlos.
- No utilizar nunca la resección de uñas encarnadas o callosidades. Acudir al podólogo,
- No apurar el corte de las uñas, sino hacerlo de forma recta y limarlas suavemente.
- Lavar los pies con agua y jabón durante cinco minutos. Proceder a un buen aclarado y un exhaustivo secado, sobre todo entre los dedos.
- Antes de utilizar agua caliente en la higiene de los pies, medir la temperatura con el codo.
- Considerando que uno de los factores que favorecen la aparición de úlceras es la resequedad y las condiciones de deterioro de la piel de los pies, será necesario mantenerla hidratada y nutrida para aumentar su resistencia. Esto ahora es posible con la aplicación diaria de Nanoskin® Intense Care.
- Notificar a su enfermera o médico la aparición de hinchazón, enrojecimiento o ulceración, aunque sea indolora.
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